domingo, 7 de noviembre de 2010

CONFLICTO MAPUCHE AL ROJO

Por Jorge Reyes Ponsot.

La  quema de  un fundo, una casa patronal, un granero, maquinaria agrícola, toma de carreteras y quema de camiones en la carretera en la Araucanía. Estos son los titulares de los noticieros llegados de la zona del conflicto mapuche. Recuperación de territorio ancestral es la respuesta de los comuneros mapuches.
 
¿Cual  es la génesis del  conflicto? El mapuche ocupaba este territorio antes de la llegada de los españoles y nunca tuvieron el sentido de propiedad, como un papel que dijese a quién pertenece. Ellos lo habitaban como lo habían hecho culturalmente sus antepasados, por eso, cuando los conquistadores quisieron expulsarlos, se encontraron con un pueblo guerrero que defendió el derecho a vivir libres.

La tierra para el mapuche es la madre que rige el destino y da forma a una cultura mucho más avanzada, que demuestra la superioridad de la naturaleza por  sobre el capitalismo salvaje y de la propiedad con fronteras limitadas por cierres, cercas y alambrados. La pérdida de casi  todo el terreno fue por medio de engaños, haciendo firmar con una cruz y una huella digital. Para hacer esto enviciaron al mapuche con vino y chicha y, con la ayuda de autoridades corruptas, lograron pasar a mano de los huincas el dominio de sus tierras.

Los mapuches fueron encerrados en reducciones, término que se dio a pequeñas porciones de terreno en donde acorralaron, enclaustraron y sometieron a una raza a la que nunca han podido doblegar del todo.

También  hubo una política de exterminio, la que afortunadamente no tuvo el fin que persiguieron y que hizo desaparecer a otras razas, como sucedió más al sur con los onas y yaganes, en donde se pagaba por la cabeza de un INDIO MUERTO.
 
Actualmente el trato que se le da al mapuche es vejatorio, públicamente se oculta, pero la realidad es otra: Al  mapuche se le trata de INDIO DE MIERDA, INDIO BORRACHO, INDIO FLOJO; y así, muchos otros epítetos que se esconden cuando llega alguna autoridad de la capital. Con todo esto enfurecen a un pueblo originario, digno y luchador, que lo único que persigue es vivir en paz y en armonía con la naturaleza.
 
Otra cosa que están aprovechando  los dueños actuales de fundos es el precio elevadísimo que están cobrando por el terreno al vendérselo al Estado, haciendo un negociado a vista y paciencia de las autoridades que están sujetas al arbitrio de los señores latifundistas, ya que ellos saben que sus terrenos son los que están en conflicto.

En resumen, el compromiso de una paz social para la zona del conflicto cuesta para el país nada menos que el enriquecimiento de los señores dueños de fundos y también de empresarios inescrupulosos que compran y revenden dichos terrenos.    

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