jueves, 28 de octubre de 2010

EL RESCATE DE LOS 33... ¿Y EL RESTO, QUÉ?

Por Jorge Reyes

Una gran alegría recorrió de norte a sur y de cordillera a mar, cuando salió del fondo de la mina el último de los 33 mineros. Fue una liberación de los espíritus y un descanso para todos aquellos que, de una u otra manera, cooperaron en el renacimiento de aquellos que nos dieron una lección de fuerza, esperanza, convicción y fe; donde la vida le ganó como pocas veces a la mina, la profundidad y la oscuridad, tanto de luz como de conciencia en la seguridad laboral.

Felicitaciones para las autoridades que se la jugaron por lograr recuperar y sacar con vida a los 33. Pero la pregunta de fondo es ¿cómo sucedió esto?, y ¿qué es lo que falló?

Todos sabemos que el gran culpable del accidente minero fue la desmedida ambición de los dueños de la mina, que no les importó la seguridad de los trabajadores, sino la utilidad que les quedaria en la explotación del yacimiento y de sus trabajadores.


La conciencia de los empresarios es nula, y sólo se valen de un modelo económico que tiene por finalidad  generar riquezas sin importar el costo en vidas, mirando a los trabajadores sólo como un número más en su gráfico estadístico.


Para las autoridades, la explicación fue que tiene un problema heredado pero se olvidan que ellos forman parte de un país, con parlamentarios que podrían haber denunciado las irregularidades que se estaban cometiendo.  Pero hicieron vista gorda porque tenían intereses, no sólo en las mineras, sino en casi todo el abanico que conforman las empresas de este país, en donde parece que sólo hubiesen llegado a él cuando comenzó el gobierno del señor Piñera. Lo peor es que se oculta lo principal y no se da información, porque la mayoría de los medios -por no decir todos- pertenecen a los mismos, y  pudiese afectar una investigación seria comprometidos con la verdad . Más de 30 mineros no tuvieron la misma suerte y han fallecido en labores y accidentes de  las minas chilenas en lo que va del 2010, y  una cantidad  impresionante en los últimos 10 años.

Siempre dicen que se estudiarán cambios en la legislación laboral, pero la verdad es que no se puede judicializar la producción en Chile. Simplemente bastaría con que se aplicara correctamente le legislación actual y el empresariado fuera más responsable a la hora de tomar medidas de seguridad.

Acá se puede cambiar todo, empezar de cero, pero eso no sería la solución si no cambia la consciencia  de algunos empresarios inescrupulosos que hechan a perder todo intento por mejorar la calidad de la seguridad de los trabajadores.
        
   ¡Fuerza para los 300 que quedaron cesantes después del accidente!, y ojalá esto sea una lección bien aprendida y no transformemos esto en un circo, sacando provecho político del sufrimiento de los mineros.

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